Señores responsables, sin el SuperManager a la Liga ACB le falta un brazo. Reflexionen.
Hace 1 día
Noticias y reflexiones del baloncesto
oral. Kobe Bryant, después de convertir un triple con falta de Rudy hacia callar a un público que se volcaba con la entrega y épica de España. Una epopeya que no le faltaba calidad: Rudy coge el balón, se recrea con diversos cambios de mano ante Tayshaun Prince, se levanta y clava un triple in your face que hiela la sangre al combinado americano. Rudy balón en mano, salida explosiva (sin pasos de salida) ante Howard, se levanta y se cuelga del aro con un mate espectacular que le da aún más galones para cruzar el charco y ganarse el respeto de la NBA. Sólo dos jugadas que ejemplifican que la NBA también está en la selección española y que USA los ha llegado a temer. Tras los cambios por detrás de la espalda de Ricky Rubio, los alley-hoops espectaculares con Pau Gasol y las bombas de Juan Carlos Navarro, se esconde una generación de oro del baloncesto español que se ha ganado el respeto del mundo entero tras disputar uno de los mejores partidos de la historia del baloncesto.
Todo el mundo lo daba por hecho: Jaka Lakovic se quedaba. Pero Joan Creus, ejerciendo su habitual maestría y discreción, ha sorprendido nuevamente con el fichaje del base neyorquino André Barrett (1,76 m. y 26 años). Incorporación que significa el adiós de Jaka Lakovic, a pesar del 1,3 millón de euros que el club tendrá que desembolsar para deshacerse de sus servicios.
Con tan sólo un partido, Ricky Rubio ha justificado su presencia en la selección española de baloncesto, campeona mundial. Un adolescente entre hombres, pero la situación no es nueva. Cuando Rubio fichó por el Joventut, siendo pre-infantil (12-13 años), ya pasó a jugar directamente al infantil (13-14). La misma situación vivió con la selección catalana. “Ricky fue convocado porque ya destacaba mucho en la categoría”, analiza Víctor García, seleccionador catalán infantil de Rubio. Dos años más tarde repitió la misma coyuntura: siendo cadete de primer año (14-15) subió automáticamente con el de segundo año (15-16). Y con la selección catalana pasaba lo mismo: “No era habitual convocar a chavales de otras generaciones. Pero la verdad es que estamos hablando de un caso excepcional”, explica Xavier Isern, técnico de Rubio en la selección catalana cadete; “Ricky tenía más galones que un simple novato y un lideraje fuerte dentro el grupo”. Al año siguiente, con 14 años, La Penya lo inscribía con el júnior de segundo año (17-18) –compartiendo vestuario con su hermano Marc Rubio- y Aíto García Reneses lo hacía debutar en la ACB con 14 años, 11 meses y 24 días.
do era mini (11-12). “Ricky era el típico chico que no tenía claro si le gustaba el baloncesto o el fútbol. De hecho estuvo alguna temporada combinando los dos deportes”. Pero Rubio, cansado de no tocar balón en el fútbol se decantó por el baloncesto, un deporte que sin saber cómo era el protagonista: “Sin querer robaba balones sin parar. Ya tenía estas cualidades innatas de ahora”, explica Poza. “Pese a su corta edad, Ricky controlaba muy bien el juego”, considera Ricard Daura, técnico de Rubio en la selección catalán mini y actual subdirector del área de las selecciones y del Programa de Detección y Perfeccionamiento (PDP) de jugadores de la Federación Catalana. “Sin lugar a duda, Ricky es el mejor jugador que he entrenado”, remacha Daura. “Era un jugador excepcional, con unas capacidades muy superiores a cualquier jugador de su edad”, examina Joan Carles Pie, seleccionador catalán infantil de Rubio. “Me discutía con muchos entrenadores que opinaban que Rubio pecaba de individualismo y de conformista, pero viéndolo entrenar sabías que era muy especial”, recuerda Poza.
talento innato del jugador va unido con unas ganas titánicas de trabajar: “Tiene una actitud insuperable, sabe qué es bueno para él y se vuelca. Entiende que su mejora es una consecuencia del trabajo”, comenta Daniel Moreno, preparador físico de las categorías inferiores del DKV Joventut. “Aún no tengo asimilado que iré a los Juegos Olímpicos, yo sólo he estado entrenando y pensando en el trabajo diario”, confesaba Rubio. Y con eso ya basta para un jugador que, como los mejores alumnos, le han subido de cursos desde que empezó a jugar.
Todo deporte funciona entorno a su mitología. Michael Jordan, Magic Johnson, Charles Barkley, Larry Bird, Patrick Ewing, Scottie Pippen i John Stockton, entre otros, crearon su propia mitología al crear el Dream Team en Barcelona-92. Después de un sexto puesto en el Mundial de Indianápolis de 2002, y dos terceros puestos en Atenas-04 y el Mundial de Japón 2006, el Dream Team ya no era la hegemonía del baloncesto mundial. Era un equipo sensiblemente superior, pero había perdido la magia y la mitología que lo rodeaba. Con una pedantería insultante, la selección norteamericana aterrizaba a los campeonatos u olimpiadas alojándose en hoteles de lujo (rehusando la Villa Olímpica) y sin saber ni con quién se las tenía que ver. Después de la semifinales del Mundial de Japón, Mike Kryzewski, técnico norteamericano, aún reconocía que no sabía quién era un tal Vassilis Spanoulis, que les endosó 22 puntos en la victoria histórica de la selección griega delante USA.
Con las bajas de Shanne Battier o Kirk Hinrich, resta capacidad defensiva y se acomoda al baloncesto FIBA con un estilo más parecido al NBA: fortaleza en el poste bajo, intimidación y contraataque. Su velocidad y superioridad es tal que ningún ataque dura más de diez segundos. Les falta un relevo a Howard pero tanto Bosh, Boozer, Lebron James, Reed y Thayshaun Prince pueden funcionar de falsos pívots. Complementados con Paul, Williams, Kidd, Bryant, Wade y Anthony, la selección norteamericana forma un conjunto que aspira a todo. Hace poco, al acabar un entrenamiento, un periodista le dijo a Carmelo Anthony que aún no eran el Dream Team, sino el Redeem Team (Equipo de la Redención). Aún siguen hospedados en un hotel de lujo, lejos de la Villa Olímpica. Pero USA se ha conjurado para recuperar la mitología perdida. Cualquier clasificación que no sea el oro será un fracaso.
ka Lakovic. Pero toda esta trama es el proceso final a un trabajo que ya empezó en el mes de mayo cuando el Barcelona contrató a Joan Creus como nuevo secretario técnico sustituyendo a Zoran Savic.
ó a Dusko Ivanovic y con el que el equipo llegó a la final de la ACB y se clasificó para la siguiente Euroliga. Toda una declaración de intenciones. Con el tándem Savic-Ivanovic, las gradas del Palau Blaugrana se vaciaron progresivamente y el divorcio con la afición era evidente. Los objetivos de Creus eran claros: recuperar los signos de identidad y el favor de las gradas del Palau.
a oferta que el Joventut no igualó y el checo firmó ayer por el club azulgrana para tres temporadas. El fichaje de Barton, un jugador polivalente con gran capacidad de anotación, confecciona, junto a Navarro, Roger Grimau, Basile y Sada, un perímetro de lujo para el nuevo Barça. Posición que podría reforzar puntualmente el bosnio Nihad Djedovic (1990), la nueva perla de la cantera azulgrana.